
Plantar las semillas del cambio: La historia de María
Asegurarnos de que los niños comen lo suficiente es la primera parte de nuestra misión en Feed the Children. Pero también es importante asegurarse de que puedan acceder a los alimentos adecuados. La comunidad de María, en Honduras, tenía problemas con ambas cosas.
El Pital es una pequeña comunidad rural de Honduras. Es un lugar cálido, con una larga estación lluviosa que se presta a la agricultura, pero esto no se traduce necesariamente en abundancia de alimentos para los agricultores. La mayoría de los agricultores del país cultivan cosechas de escaso valor, como maíz y arroz, que no proporcionan una nutrición completa por sí mismas y no ganan lo suficiente cuando se venden para compensarlo.
María, de 27 años, nació en El Pital. Allí se casó, allí dio a luz a su único hijo, Steven, y allí vive la mayor parte de su familia y su familia política. En la comunidad, María es muy conocida y siempre bienvenida. En resumen, El Pital es su hogar. María no lo cambiaría, ¿pero cambiarlo? Por supuesto.
Tras el nacimiento de su hijo, María empezó a pensar más en el futuro de su comunidad. Como todos los padres, quería lo mejor para su hijo. Por mucho que amara El Pital, era muy consciente de los inconvenientes en la alimentación y en las oportunidades profesionales.
Cuando Feed the Children entró en El Pital, María fue una de las primeras en manifestar su interés. A familias como la de María, Feed the Children les proporcionó programas de jardinería y apoyo. A la comunidad, la organización proporcionó apoyo educativo en forma de suministros y comidas escolares, así como formación a los padres sobre cómo ahorrar.
"Es importante conocer estos temas", dice María, "y no sólo conocerlos, sino saber qué hacer para aprovecharlos".
María tiene ahora su propio huerto, donde cultiva verduras para complementar las comidas de su familia.
"Son alimentos que antes no teníamos", dice contenta. Las verduras no sólo aportan nutrientes cruciales a la dieta de Steven, sino que el cultivo de sus propios alimentos ha reducido la cantidad de dinero que la familia tiene que gastar para comer. Ahora María puede añadir dinero a los ahorros, preparándose para las futuras necesidades educativas de Steven.
El tipo de cambio duradero que María espera para su comunidad no se producirá de la noche a la mañana. Como un jardín, el cambio crece lentamente. Hay que alimentarlo y nutrirlo por el camino. Pero en El Pital se han plantado las semillas de un futuro mejor.