
La lucha de Elora: Por qué es importante tu apoyo
Es poco antes de medianoche cuando suena el despertador de Elora. Siempre se queda dormida. Aun así, se levanta debidamente y empieza a prepararse para ir a trabajar. Camina por el pequeño apartamento, consciente de que sus tres hijos aún duermen y necesitarán estar bien descansados para ir al colegio. Se despide en silencio, sale por la puerta y se adentra en las calles aún oscuras del norte de Boston.
A la una de la madrugada, Elora llega al restaurante local donde trabaja limpiando la cocina. Se pasa el día fregando, desinfectando y almacenando para asegurarse de que todo está limpio y es seguro para los clientes. Hay mucho que hacer, a menudo en muy poco tiempo, pero, dice Elora, disfruta con su trabajo. Es una pequeña bendición: madre soltera y única proveedora de su familia, Elora no puede permitirse el lujo de dejarlo ni siquiera el tiempo suficiente para buscar otro trabajo.
Cuando vuelve a casa por la tarde, el apartamento está tranquilo. Sus hijos estarán en clase unas horas más y luego Elora tendrá que ayudar con los deberes, preparar la cena y acostar a los dos más pequeños antes de que ella también pueda descansar. Pero en lugar de echarse una siesta, se sienta a la mesita y se prepara para la siguiente tarea: pagar las facturas.
No todos cobrarán hoy. Elora sólo espera poder pagarles este mes. Es sistemática en su planteamiento: "El alquiler es lo primero. Luego viene la luz, luego el gas".
Esos tres se comerán el sueldo que acaba de cobrar. Cuando reciba el siguiente, lo destinará al seguro que necesita para el coche que la lleva al trabajo. El teléfono y el servicio de Internet son los siguientes.
"El mes pasado me quedé sin nada", dice. "Cuando no tengo suficiente comida para los niños, me siento muy preocupada porque a veces no tenemos ni para comer. Me pongo a llorar porque no hay suficiente".
Elora no es el tipo de persona a la que le resulte fácil pedir ayuda. Admitir que necesitaba ayuda dañaba su confianza. Pero cuando sus hijos necesitaron comida, Elora dejó a un lado esos sentimientos. Extendió la mano, y ahí estaban ustedes para echársela. Gracias a tus donaciones a Feed the Children, Elora pudo recibir los alimentos que necesitaba para que sus hijos comieran.
Cuando donas a Feed the Children, ayudas a familias como la de Elora a sacar el máximo partido de una situación difícil e imaginar un futuro mejor. Gracias a tu apoyo, la determinación de Elora está dando sus frutos. Sus hijos están alimentados y sanos, y su hija mayor, Emily, sueña con ir a la universidad y ser profesora.
"Es gracias a la comunidad", dice Elora; tu comunidad, la de la gente solidaria y compasiva, compartáis o no código postal. "Es muy bueno".