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Una familia sentada en un banco de un patio

Ayudar a que el trabajo duro dé sus frutos

Cuando Vivian crecía, la educación, especialmente la superior, era algo fuera de su alcance. En comunidades rurales de Filipinas como la de Vivian, sólo unos 30% de la población completa el equivalente a una educación secundaria. Vivian se unió a la minoría de graduados de secundaria; su marido, Jesse, sólo pudo llegar hasta segundo de primaria antes de que las exigencias del trabajo y la supervivencia se impusieran.

Gracias al trabajo duro, Vivian y Jesse superaron muchos de los contratiempos asociados a un nivel educativo inferior. Vivian pudo ganarse la vida decentemente regentando una pequeña tienda de sari-sari (similar a una tienda o bodega de barrio), y Jesse trabajó como conductor de autobús en una ciudad cercana.

Juntos criaron a cuatro hijos en un hogar lleno de amor. Vivian nunca se preocupó por la desnutrición o el retraso del crecimiento, ya que contaba con el apoyo de un programa de la zona, Feed the Children, que proporcionaba alimentación suplementaria a niños menores de dos años. La familia era feliz y la vida, en general, era buena. Sólo había una cosa que Vivian deseaba de verdad y que le faltaba: la oportunidad de que sus hijos recibieran la educación superior que ella se había perdido. Siempre se había preguntado: ¿qué nuevas puertas les abriría?

Cuando llegó el momento de enviar a sus hijos a la escuela, Vivian y Jesse empezaron a buscar formas de ahorrar suficiente dinero. Los padres querían asegurarse de que sus hijos tuvieran los materiales que necesitaban, así como dinero para la matrícula si alguno de ellos decidía cursar estudios superiores.

Parte del problema para Vivian es que no hay bancos en la remota comunidad rural donde viven ella y su familia. Quería ahorrar y administrar su dinero, pero no tenía una forma estructurada de hacerlo. Así que Vivian recurrió a otro programa de Feed the Children: el grupo de la Asociación de Ahorro y Préstamo de la Aldea (VSLA).

Una VSLA es una alternativa a un banco para quienes no tienen acceso a una institución financiera tradicional o no cumplen los requisitos para obtener un préstamo en ella. Un pequeño grupo de individuos de la misma comunidad se unen para crear un fondo común al que todas las partes aportan dinero regularmente. Los miembros pueden pedir préstamos cuando lo necesiten.

El impulso financiero de la VSLA resultó inestimable. Vivian pudo reinvertir en su tienda y aumentar sus ingresos. Y cuando necesitaba más dinero, pedía préstamos a la VSLA. Esto le permitió financiar la educación de sus hijos, ¡y Vivian pudo ver cómo sus sueños se hacían realidad!

"Los logros de mi hija mayor me llenan de orgullo: se graduó cum laude en una universidad pública y aprobó el examen de Criminología", dice Vivian, radiante. También comparte un mensaje de esperanza para otros padres en su situación: "Ser pobre no es una razón para no enviar a nuestros hijos a la escuela. Lo único que tenemos que hacer es encontrar formas de abordar el problema".

Gracias a tu apoyo, Vivian pudo asegurarse de que su duro trabajo -y el de sus hijos en la escuela- diera sus frutos. Las nuevas oportunidades que han desbloqueado les ayudarán a romper el círculo de la pobreza y a alcanzar sueños aún mayores.

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