
Amor perdurable: La historia de Tammy sobre la familia, la lucha y el triunfo
Todas las ventanas de la casa de Tammy están cerradas, los cristales cubiertos con cortinas o mantas para bloquear los rayos del sol. El aire acondicionado zumba y retumba, esforzándose por satisfacer las exigencias del verano de Kentucky. En los meses más calurosos, refrigerar la casa es un gasto necesario. Las luces son otro asunto, y por eso, incluso cuando Tammy y su familia están en casa, a menudo la casa permanece a oscuras.
"Es una lucha", admite Tammy, la madre. "Lo conseguimos, pero los precios nos afectan mucho. El gas, el seguro, la factura del agua, Internet para el colegio de los niños... Este invierno no voy a poder tener calefacción por culpa de la factura del año pasado. Voy a tener que comprar calefactores eléctricos".
Evan, el pequeño de Tammy, de cinco meses, arrulla en su regazo. Los mayores juegan fuera, sin que les moleste la temperatura.
"Tres de mis hijos son en realidad de mi primo", dice Tammy. "No quiero entrar en detalles, pero mi primo prefirió las drogas a sus hijos, al igual que su madre. Los Servicios de Protección de Menores me dijeron que si no podía quedármelos, irían a una casa de acogida. Dije: 'Mételos en mi furgoneta'".
Ayuda a los demás siempre que puedas. Fue una lección que Tammy aprendió muy pronto de su propia madre.
"Mi madre era una buena persona", dice Tammy. "Nos crió a diez y sólo nos tuvo a mí y a mi hermana. Acogió a muchos niños que necesitaban un hogar".
Hace tres años, Tammy acogió a los tres hijos de su primo. Nunca miró atrás ni reconsideró su decisión, y actualmente trabaja para conseguir una adopción oficial. Todos sus hijos, biológicos o no, son "mi mundo, mi todo".
Pero no ha sido fácil. Incluso después de la pandemia de COVID, que afectó de forma desproporcionada a las familias con ingresos bajos, Tammy y su familia se han enfrentado a otras dificultades. Su marido perdió su trabajo y pasó por un periodo de desempleo antes de volver a encontrar trabajo. Su madre, que fue una roca para la familia en los momentos más difíciles, falleció tras sufrir una serie de derrames cerebrales.
Como dijo Tammy: "Lo logramos". Pero lograrlo, día a día, era cada vez más difícil.
"He tenido que elegir entre pagar una factura o comprar comida", dice. "El verano ha sido horrible. El coste de la comida es ridículo; no sé cómo explicarlo. Pensar que los niños no tienen suficiente comida me ha estresado mucho. Realmente me ha deprimido".
Pero, afortunadamente, hay muchos otros que también creen en lo que hizo la madre de Tammy: ayudar a los demás cuando se puede. Entre ellos está el equipo de 4Good Community, una organización local sin ánimo de lucro y socio comunitario de Feed the Children, así como todos los generosos donantes que creen en nuestra misión.
"Me hace sentir bien que haya gente a la que le importe", dice Tammy. "Me hace sentir que vuelvo a tener familia".