
Romper el ciclo de la pobreza
"Cualquiera que haya luchado alguna vez contra la pobreza sabe lo extremadamente caro que es ser pobre".
James Baldwin
Casi 12% de los estadounidenses viven en la pobrezasegún la Oficina del Censo de Estados Unidos. Esta cifra por sí sola es motivo de preocupación, ya que significa que alrededor de 38 millones de personas en este país, incluidos niños, viven actualmente sin poder cubrir sus necesidades básicas. Pero aún más alarmante es la naturaleza de la pobreza en Estados Unidos, lo que a veces se denomina el ciclo de la pobreza.
El ciclo de la pobreza se refiere al hecho de que, a pesar de la promesa estadounidense de movilidad socioeconómica ascendente, los niños que nacen o crecen en la pobreza son más probabilidades de seguir siéndolo como adultos. También son más propensos a sufrir problemas de saludy menos probabilidades de alcanzar la educación secundaria.
Romper el ciclo de la pobreza para todos exigirá romper los estereotipos sobre las personas atrapadas en ella. Desgraciadamente, es un error común creer que las personas que viven en la pobreza permanecen en ella porque no trabajan lo suficiente. La realidad es mucho más complicada.
Por ejemplo, Ava. Madre soltera de un niño de cuatro años, Ava vive en Atlanta (Georgia) y trabaja a tiempo completo en el sector sanitario. Es inquilina y, aunque sueña con tener una casa propia, dice: "Es muy difícil con la inflación. No puedes ahorrar porque todo se va en comida y necesidades".
Antonio, otro padre de Atlanta, se hizo eco de sus sentimientos: "Es estresante. La primera prioridad va a ser pagar la comida y el agua, con lo que sobrevivimos".
Tanto Ava como Antonio hacen lo correcto para que sus familias tengan lo esencial. Pero el aumento de los costes les ha atrapado en una pauta de vivir de cheque en cheque, incapaces de salir adelante. Y aquí es donde la observación de James Baldwin sobre la costosa naturaleza de la pobreza resulta cierta: si no tienes suficiente dinero para ahorrar o reservar para emergencias, cualquier pequeño gasto inesperado puede convertirse fácilmente en algo más costoso.
Adeline y su marido criaban a sus tres nietos. Hacían un presupuesto cuidadoso, confiando en los ingresos de su marido y en que Adeline se quedaba en casa para ahorrar dinero en el cuidado de los niños, hasta que una lesión laboral le hizo perder el trabajo. Las facturas y los gastos no tardaron en acumularse, mientras Adeline buscaba trabajo. Cuando la llamaron para una entrevista, ya habían tenido que hacer recortes y priorizar unas necesidades sobre otras. Tenían comida y una casa, pero se habían retrasado con el seguro del coche. Adeline necesitaba un coche para ir a la entrevista, pero no se atrevía a conducir sin un vehículo homologado.
Ese impago del seguro podría haberle costado a la familia mucho más a largo plazo, si hubiera tenido que faltar a la entrevista. Afortunadamente, una amiga y voluntaria de la despensa a la que había acudido como apoyo le prestó dinero suficiente para cubrir el pago del seguro. Adeline consiguió el empleo y ahora trabaja como encargada de tienda, recuperando su puesto.
Y esa es la buena noticia sobre el ciclo de la pobreza: no es inquebrantable. A veces, todo lo que se necesita es un poco de apoyo desde fuera: alguien que tienda la mano y salve la brecha entre una paga perdida o una emergencia familiar, o simplemente que garantice que las necesidades básicas de una familia están cubiertas para que puedan empezar a salir adelante, en lugar de pasar otro mes más con lo mínimo.
Un mundo en el que ya no exista el ciclo de la pobreza es un mundo más feliz y saludable para todos. Trabajamos cada día para conseguirlo, proporcionando alimentos y artículos de primera necesidad a quienes carecen de ellos. Y con tu apoyo, ¡puede hacerse realidad!