
Liderazgo de Emérita
Emérita Cruz vive en una tranquila comunidad costera de El Salvador. La ciudad grande más cercana está a 10 km. La zona no tiene muchas escuelas, y el acceso a la atención sanitaria es difícil porque los centros de salud más cercanos están fuera de la comunidad. La casa de Emérita es de ladrillo, con tejado de hojalata y suelo de tierra. El agua potable llega dos veces por semana, así que recoge agua de lluvia en barriles para cubrir sus necesidades de cocina y lavado.
El clima de la costa salvadoreña es cálido y húmedo, y cuando llegan las lluvias todo se convierte en barro. La comunidad carece de alumbrado público, transporte público y alcantarillado. Las letrinas de pozo son comunes. La población de la comunidad está dispersa, y los vecinos más cercanos de Emérita están a una distancia de entre 5 y 15 minutos.
Cuando Emérita se trasladó por primera vez a su comunidad costera, no conocía a nadie. Ninguna de las madres de la comunidad estaba organizada. Nos dijo: "No tenía amigas con las que compartir y era más difícil conseguir comida sana para los niños de nuestra comunidad". Los niños enfermaban a menudo, y no siempre se recuperaban. La comunidad necesitaba nuevas habilidades y conocimientos, pero lo más importante era que necesitaban personas dispuestas a actuar como agentes del cambio.
Emérita y otras madres recibieron formación de Feed the Children que ha cambiado enormemente su calidad de vida. Estudiaron liderazgo, prácticas seguras de manipulación de alimentos, los beneficios de la lactancia materna exclusiva, aptitud física, prácticas de agua limpia y mucho más. Nos cuenta que esta formación le ha dado la motivación necesaria para convertirse en líder de la comunidad y transmitir los conocimientos adquiridos.
El día de Emérita empieza con sus dos hijos, de 9 y 15 años. Desayunan juntos en familia. Emérita cuida de las gallinas y ordena la casa para preparar la actividad del día. Como responsable del Centro de Alimentación, organiza el grupo de cocina local. Las madres de la comunidad acuden a su casa para preparar una comida para todos los niños que participan en el programa de alimentación comunitaria. Después de comer todos juntos, los niños se van a la escuela.
Emérita disfruta haciendo de esta comunidad costera un hogar mejor para sus hijos y transmitiendo sus conocimientos.
En sus palabras, "Gracias a FEED podemos servir comida a los niños de nuestra comunidad y al mismo tiempo me siento feliz de compartir experiencias con mis vecinos y amigos."