"Dios mío, nunca había visto nada igual. Es precioso. Sí, estoy asombrado".
Shari lleva 20 años viviendo en el mismo barrio. Ha visto ir y venir a la gente y ha visto cómo la zona se iba deteriorando con el tiempo. Su hija falleció hace años de cáncer, pero Shari se quedó para criar a sus nietos, cinco de ellos, todas niñas.
A veces nos visitan organizaciones benéficas. La gente de las iglesias viene a jugar con los niños. A veces traen comida u otros suministros para los necesitados. Pero Shari dice que la ayuda es irregular, y comprende muy bien la importancia de lo esencial más allá de la comida.
Cuando Shari asistió a un acto de distribución de Feed the Children en su ciudad natal, se quedó asombrada. Sus cajas contenían mucho más que comida. Incluían cosas que Shari y sus nietas necesitan para vivir su día a día con dignidad.
"Todo tipo de perfumes Avon. Comida. Latas de comida que te guste. Libros, kit de maquillaje, faciales para la cara, y todo-Oh Dios mío, me vendría bien todo. Champú, cepillos de dientes. Van a disfrutar el lápiz labial, el esmalte de uñas, oh Dios mío".
Shari renunció a la idea de la jubilación por el bien de sus nietos, y no se quejó ni una sola vez. Encuentra la manera de cuidar de ellos cuando parece que no hay manera. E incluso con cinco niñas en edad de crecer a las que alimentar, la hermosa sonrisa de Shari brilla con tanto amor por la gente que la rodea.
"Esto significó mucho para mí. Mucho. No voy a llorar, pero significó mucho".