
La salud de Daisy
Daisy ya tiene casi dos años y le encanta jugar con sus amigos. Vive con su madre y sus dos hermanas mayores en una choza de paja. Su familia vive de la agricultura a pequeña escala: cultivan mandioca y judías. La hermana mayor de Daisy va a la escuela más cercana, a 5 km de distancia. El hospital más cercano está a casi 16 millas, lo que supone un largo viaje a pie. Esto dificulta que los padres obtengan la atención médica crítica que necesitan sus hijos.
La historia de Daisy es una historia de esperanza, pero esa esperanza no estaba garantizada. En su primer año de vida, Daisy sufrió malnutrición, un grave problema en Uganda. Su salud no dejaba de empeorar, empezando por una tos muy fuerte y terminando por la pérdida de apetito y de peso. Existía un riesgo muy real de que, como tantos otros niños ugandeses, no hubiera sobrevivido a sus dos primeros años.
En Uganda, más de un tercio de todos los niños pequeños sufren retraso del crecimiento, que es un daño permanente del crecimiento debido a la malnutrición. De cada 1.000 niños, 46 mueren antes de cumplir los cinco años, y la mitad de ellos porque no tienen suficientes alimentos y nutrientes para sobrevivir. Este ciclo de hambre perpetúa la pobreza en la que viven tantas familias.
La familia de Daisy hacía todo lo que podía, pero las tierras de su zona tienden a ser infértiles y dan malas cosechas. A veces simplemente se acababa la comida. Entre la inseguridad alimentaria, la mala calidad del agua y el saneamiento, y los parásitos del agua y el suelo que pueden devastar la salud de un niño, el futuro de Daisy no era prometedor.
Cuando Feed the Children llegó a la comunidad de Daisy, fue el comienzo de su viaje hacia la salud. Su familia pudo obtener una nutritiva mezcla de maíz y soja a través del centro de salud, y Daisy empezó inmediatamente a comer bien y a ganar peso. Por fin tenía energía para empezar a jugar con otros niños y ser feliz. Además, la madre de Daisy participa en un grupo de atención comunitaria, y este grupo ha recibido formación sobre cómo purificar el agua potable y hacerla segura. Esto significa que ahora Daisy está a salvo de enfermedades transmitidas por el agua, como la fiebre tifoidea y la diarrea.
Gracias a la ayuda y la educación que ha recibido su familia, Daisy ahora tiene esperanza. Puede correr, jugar y conocer su mundo. Y por fin tiene la oportunidad que todo niño merece: crecer sano y fuerte.