
El espíritu perdurable de Elana
Elana nunca esperó quedarse sin hogar. Ella y su marido Arthur trabajaron duro para sacar adelante a sus cuatro hijos. Aunque hubo altibajos, se aseguraron de que los niños tuvieran todo lo que necesitaban para crecer felices y saberse seguros y queridos.
Entonces Elana enfermó. No podía trabajar ni cuidar de sus hijos. Arthur la sustituyó, haciendo el trabajo de dos padres siempre que podía mientras cuidaba de Elana. Todo esto le quitó tiempo para su trabajo, y le despidieron. La familia acabó viviendo en su coche, con breves estancias en albergues cuando había habitaciones disponibles.
Afortunadamente, la situación era temporal. Elana atribuye a las medidas adoptadas por la ciudad de Atlanta para reducir el número de personas sin hogar el haber conseguido que su familia volviera a tener una casa. Sin embargo, la experiencia tuvo un profundo efecto en ella. Elana nunca olvidó lo que era estar enferma y desesperadamente necesitada.
Por eso, cuando a su madre le diagnosticaron cáncer, Elana se convirtió en cuidadora y acompañante, asegurándose de que nunca faltara a una cita de diálisis y de que estuviera atendida hasta su fallecimiento. Cuando su hija mayor enfermó gravemente por complicaciones de la enfermedad de Crohn y se preocupó por no poder cuidar adecuadamente de sus propios hijos, Elana y Arthur se ofrecieron a ser sus tutores legales durante el tiempo que tardara su hija en recuperarse. Mientras ella tenga una casa, dice Elana, ellos también la tendrán: "Ser abuela significa estar a su lado, sea cual sea la situación. Nunca dejaría que mis nietos se quedaran sin casa".
Aunque la salud de Elana no le permite trabajar fuera de casa, tiene que ocuparse de muchas cosas durante el día, mientras los niños están en el colegio y Arthur trabaja fuera. La mayoría de las noches, intenta organizar una comida para que puedan comer en familia. La tradición es importante para Elana.
"Aquí es donde todo vuelve, a la mesa", dice, extendiendo las manos sobre la larga mesa de madera en el centro de la cocina familiar. "Mi abuela siempre decía: 'Come en la mesa y averigua qué hacen tus hijos ese día. Asegúrate de hablar con ellos'. Nunca sabes lo que descubrirás".
Alimentar a niños en edad de crecer no es barato. Y aunque a Elana le resulta fácil ayudar a los demás, pedir ayuda le resulta más difícil.
"No quieres ser tú quien vaya pidiendo cosas a la gente", admite. "Es el orgullo que nos inculcaron mi madre y mi abuela. Pero todo el mundo necesita ayuda de vez en cuando. Tienes que ser capaz de decir: 'Vale, no puedo hacerlo'. Dios puso gente aquí para que puedas pedir ayuda".
Una de las personas a las que Elana contactó fue el Dr. Eric Merriweather, fundador de la Asociación Afroamericana de EE.UU., socio comunitario de Feed the Children.
"Me trajeron todo lo que necesitaba. Todo lo que necesitaban los niños, Feed the Children y AAA USA se aseguraron de que lo tuvieran", afirma.
Tu apoyo ha supuesto una gran diferencia para Elana. Sin el miedo a quedarse sin hogar ni para ella ni para sus nietos, puede soñar con un futuro mejor para ellos.
"Quiero que terminen la escuela", dice Elana. "Eso es lo primero. Todos son muy listos. Les he dicho... lo que tengas en tu vida y lo que quieras, agárralo. No lo dejes escapar. Agárrate a lo que quieras'".
Lo que Elana quiere es simplemente estar en la vida de sus nietos el mayor tiempo posible, seguir ayudándoles en todo lo que pueda. Pero su salud está empeorando. La edad le ha pasado factura y hace poco le diagnosticaron Parkinson. Sabe que llegará un momento en que ya no pueda ocuparse de todos, así que, de momento, se esfuerza por inculcar a sus nietos su propio espíritu de compasión. La familia trabaja como voluntaria en un programa que ayuda a alimentar a los sin techo de Atlanta, un programa que también es posible gracias a personas como usted. Para ella es importante devolver lo que se le ha dado, y tiene un mensaje para todos los que dan, ya sea dinero, material o simplemente su tiempo:
"Por favor, por favor, sigue haciendo lo que haces", dice Elana. "Este mundo es tan impredecible. Con lo que está pasando ahora, os necesitamos a todos. Dad de corazón, y eso hace que todo sea mucho mejor".