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Una familia sonríe sentada en la cama

La esperanza de una abuela: conozca a Laina

Laina pensó que empezaba un nuevo capítulo en su vida en 2002, cuando se jubiló de un hospital local. Las cosas fueron bien durante un tiempo. Pero los últimos años no han sido como ella imaginaba.  

Todo empezó con la pandemia. James, el marido de Laina, trabajaba en un restaurante desde hacía 14 años. Aunque el restaurante pudo seguir abierto, el dueño tuvo que reducirle el horario. James pasó de trabajar a jornada completa a hacerlo dos días a la semana.  

"No podíamos pagar el alquiler", dice Laina. "Siempre he pagado mi alquiler. Nunca me he retrasado con el alquiler". 

Sin el trabajo a tiempo completo de James, la pareja fue desahuciada de su casa. Lucharon por encontrar algo más asequible. Y así fue como acabaron en una habitación de motel. 

Desde hace 10 meses, Laina y James, junto con sus dos nietas, viven en el motel. El espacio es reducido, pero hacen lo que pueden para que funcione. Una vez que consiguieron un techo, la familia tuvo que centrarse en cómo conseguir comida. 

Dos niños abrazados al aire libre

"No recibía cupones de alimentos", dijo Laina. "Estábamos un céntimo por encima del requisito para recibir cupones de alimentos". 

Laina y su familia pidieron ayuda a un socio comunitario local de Feed the Children.  

"Conseguí comida. Fue increíble". 

Recibió algo más que comida. La familia también recibió artículos de limpieza, como jabón para la ropa, y de higiene, como champú y desodorante. También recibieron libros para los niños, algo muy importante para Leanna, la nieta de Laina, de 7 años. 

"Me gusta leer para hacer mi mejor trabajo y poder ir a la universidad", dice Leanna. 

La idea de que su nieta vaya a la universidad enorgullece a Laina. 

"Acaba de decir que va a ir a la universidad. Nunca ha dicho lo que va a hacer. Le dije: 'Quédate con esa idea. Quédatelo'". 

Es la esperanza -como la que tiene Laina de que Leanna vaya a la universidad- lo que hace que las familias sigan adelante, incluso en los momentos difíciles. Gracias a donantes como tú, la comida y los libros permiten a una niña soñar con la universidad. Y su abuela puede tener la esperanza de que las cosas serán diferentes para su nieta. 

"Rezo todas las mañanas y todas las noches antes de acostarme. Porque Dios tiene algo para mí", dice Laina. 

Te agradecemos que también veas potencial en cada familia, y que creas que hay algo mejor ahí fuera para todos. Y a veces empieza con el regalo de la comida. Muchas gracias.

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