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Deb sonriendo en una oficina

Conozca a Deb: una donante veterana y abuela cariñosa

"Guardo todo lo que me envían y lo tengo en mi mesa. Lo expongo para que mis compañeros de trabajo puedan pasar y ver lo guapos que son todos los niños", nos cuenta Deb Riley, sonriendo y echando un vistazo a media docena de fotos fotocopiadas.  

Son niños apadrinados por Deb a través de Feed the Children, y se le nota el orgullo en la cara. Son como los propios hijos y nietos de Deb. 

"Uno de estos días quiero oír hablar de alguno de ellos haciendo grandes cosas, porque muchos de ellos quieren ser médicos o enfermeros. No dejan que sus circunstancias les impidan soñar con esas cosas. Así que rezo para que uno de estos días esos sueños se hagan realidad para ellos". 

Junto con sus oraciones, Deb tiene un gran interés en marcar los principales hitos de la vida de sus niños apadrinados. 

"Apadriné a un niño durante unos años, y un día recibí una carta en la que me decían que se graduaba. Dios mío, ¡fue tan emocionante!". 

La pasión de Deb por ayudar a los demás queda patente nada más conocerla. Pero su deseo de servir empezó cuando era joven. Alguien la ayudó en un momento de necesidad, y desde entonces ha sido una reacción en cadena de hacer el bien. 

De hecho, ha pasado casi los últimos 10 años apadrinando niños Y trabajando en Feed the Children. Deb trabajó en la división de Apadrinamiento de Niños, así que conoce el trabajo de primera mano. Incluso ha viajado a algunas ciudades donde Feed the Children ha marcado la diferencia. 

"Antes de irnos de Guatemala, una de las niñas salió corriendo hacia el coche y pensamos que se nos había olvidado algo. Pero lo que hizo fue abrazarnos a todos y darnos las gracias. Y te lo digo: cada vez que lo cuento, se me saltan las lágrimas porque me llega al corazón". 

Deb Riley con un dibujo en las manos

El viaje tuvo un profundo impacto en Deb y ha consolidado su compromiso de ayudar a los demás y apadrinar niños. 

"Somos afortunados aquí en Estados Unidos. Algunas de las casas de allí tenían el suelo de tierra. Si llovía, se convertía en barro. Tenían techos desde los que se podía mirar al cielo. Eso me dio más razones para dar. Entonces, ¿mi propósito para apadrinar? Simplemente me sentía bien apadrinando". 

En la actualidad, Deb trabaja como Gestora de Relaciones con los Donantes, asegurándose de que los donantes de Feed the Children se sientan bien con sus propias donaciones benéficas.  

"Les envío notas de agradecimiento por tarjeta, correo electrónico o llamada telefónica", explica. "Tienen que conocer la integridad de Feed the Children y de las personas que trabajan aquí. Queremos saber quiénes son y darles las gracias y apreciarles por lo que hacen. Hay veces que se me saltan las lágrimas dando las gracias a la gente porque me asombra que la gente corriente decida dar. No lo hacen porque tengan que hacerlo. Dan porque eligen hacerlo, lo que ayuda a la vida de alguien". 

Las palabras de Deb describen perfectamente lo que sentimos por ella y por todos nuestros donantes: estamos encantados de que elijas ayudar. No sólo nos sentimos honrados de tener a Deb en nuestro equipo, sino que estamos agradecidos de que tú también formes parte de él. Tu compromiso, al igual que el de Deb, hace posible cambiar la vida de los niños. Muchas gracias. 

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