
El viaje de Lily: De los sin techo a la esperanza
Hacer limonada de los limones - Lily siempre intentaba hacer limonada, pero tenía tantos limones que la vida parecía abrumarla a ella y a su familia. Las cosas se pusieron tan mal que Lily y sus hijos acabaron sin hogar.
"Estuve rebotando entre tiendas de campaña, salones de familias, amigos y en la calle durante un par de meses".
Según el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos, cerca de 600.000 estadounidenses se encuentran sin hogar una noche cualquiera, una cifra ligeramente superior a la anterior al COVID. Lamentablemente, más de una cuarta parte de las personas sin hogar en 2022 formaban parte de una familia con hijos.
Lily también vive en California, que tiene la mayor población de personas sin hogar del país. Y sin un lugar al que llamar hogar -sin una base para que su familia funcionara- cayó rápidamente en una espiral de depresión. Sin buenas perspectivas laborales, salir de la indigencia parecía imposible.
Pero esa no era su única lucha. Lily tampoco tenía dinero suficiente para asegurar a sus hijos que tendrían algo que comer.
"Me sentía desesperanzada. Sentía que mis hijos merecían una vida mejor que estar luchando, no saber si tenían hambre y no poder tener comida nunca."
El alivio estaba a la vista cuando un amigo habló a Lily del LA Dream Center, una agencia asociada a Feed the Children. La organización ofrece viviendas residenciales que dan a las personas y a las familias la oportunidad de recuperarse.

Gracias a donantes como usted, Lily y sus hijos vuelven a sentirse seguros.
"Sólo el hecho de tener un techo sobre nuestras cabezas. Es una gran bendición para nuestra familia y para mí, no saber dónde vamos a dormir y pasar de dormir en una tienda a la intemperie con lluvia y sin apenas mantas. Es un gran trauma para mis hijos. Así que, saber que tenemos una cama caliente para dormir y mantas y despertarnos por la mañana con agua caliente para poder ducharnos, es un gran cambio para toda nuestra familia."
La nueva sensación de seguridad ha permitido al hijo de Lily, de 8 años, centrarse en las cosas en las que deben centrarse los niños: la escuela y la diversión. Incluso ha descubierto que le gusta el fútbol.

Para Lily, el apoyo le ha dado confianza para soñar con un mañana mejor.
"Tengo fe en que tendré mi propio espacio con mis hijos, y su propia habitación en su propia casa", nos dijo Lily mientras miraba por la ventana del LA Dream Center. "Siempre he pensado que para ser feliz necesitabas a mucha gente para serlo. Pero para mí, ahora que he sido vulnerable, creo que simplemente tener tranquilidad con mis hijos, poder cocinar en nuestra cocina, en nuestro salón, incluso en su propia habitación, es simplemente mi sueño máximo."
Gracias a tu bondad, Lily puede pensar en este tipo de futuro para su familia. ¿Y no merecemos todos soñar?